Hubo una vez una rosa,
que rebosaba de amor;
tanto dio a sus semejantes
que un día sin él se quedó.
La flor se fue marchitando,
iba perdiendo el color,
iba perdiendo su vida,
se le acababa el calor.
Pero pasó un pajarillo
sobrevolando el jardín,
y vio la rosa marchita
que ya llegaba a su fin.
¿Por qué te mueres, rosita?
¿Acaso no eres feliz?
¡Claro que sí, pajarillo,
porque a muchos mi amor di,
y dando amor no se puede
ni estar triste ni sufrir;
pero me hubiera gustado
que algo me dieran a mí!
El pájaro, emocionado,
lágrimas dejó caer
sobre la rosa marchita
que a todos supo querer.
La rosa se fue cubriendo
con las lágrimas del ave,
que trinaba dolorosa
sus cánticos en el aire.
Cuando más fuerte cantaba,
el pájaro se calló,
viendo que la rosa hermosa
pájara se transformó;
y ésta le dijo al oído:
"me has demostrado tu amor;
yo siempre dí mi querer
y el suyo nadie me dio,
pero tú si me los has dado,
tú si me has dado tu amor
y, a partir de este momento,
te entrego mi corazón."
lunes, 3 de marzo de 2008
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1 comentario:
Muy bien, Javi. Sigue así.
Eres genial.
En caunto tengas tiempo el finde, te inflas.
Un beso
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