¿Quién pudiera resistirse
al encanto de tus ojos,
hechiceros y profundos,
cálidos, puros y hermosos?
Ojos que claman ternura,
ojos que piden calor;
incandescentes luceros
que rebosan esplendor;
elegantes, expresivos,
hermosos en su exterior;
únicos, excepcionales,
humanos en su interior.
Con tan sólo una mirada,
me hechizan embriagadores,
tus electrizantes ojos
lascivos y seductores.
En ellos busco tus penas,
tus sufrimientos, tus llantos;
en ellos busco el motivo
de tus constantes quebrantos.
¿Qué tragedia ocultarán
esos translúcidos ojos,
cuando se muestran perdidos,
cuando se encuentran llorosos?
Un rayo de luz provoca
la contracción de tus niñas;
un rayo de luz intensa
que despierta tus pupilas.
Ese rayo poderoso,
no es otro que mi pasión,
que penetra por tus ojos
camino del corazón.
domingo, 2 de marzo de 2008
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1 comentario:
Javier (hoy no te puedo llamar Viera después de este hermoso poema que acabo de leer) sólo puedo decir que estoy encantada de tu valentía y que sigas. Yo vendré a leerte siemore que pueda. Besos
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