Hoy es el primer día de mi estrenada vida,
alejando fantasmas que habitan el pasado;
he vivido con ellos por siempre atormentado.
¡Quiero recuperar ilusiones perdidas!
Perdidas en el tiempo, olvidadas de antaño.
He de afrontar erguido la dura despedida,
dejando tras de mí la experiencia dolida;
quiero olvidarme pronto de todo lo llorado.
Mas sé que será duro afrontar el presente,
sin dejar una lágrima de amor en el camino;
amor que en el pasado marcara mi destino.
y que no evitará que mire siempre al frente.
El llanto y el dolor habitarán mi mente,
llorando por la ausencia de todo lo perdido,
pero no me arrepiento de todo lo querido
y es que el que no ha querido, no sabe qué se siente.
El devenir del tiempo se me hace duro y frío,
al mirar a mi lado y no verte a mí asida;
me sentiré, sin duda, sumido en el hastío,
al recordar que ahora ya te tengo perdida.
Y no te olvides nunca que el amor que has tenido,
será parte de ti el resto de tu vida.
martes, 6 de mayo de 2008
domingo, 4 de mayo de 2008
Canción del Fénix (dedicada a Renard, mi gran amigo)
No te pienses, mi Vida, que me voy y te dejo.
Tan sólo que me ausento a fin de mejorar.
Y verás que a mi vuelta encontrarás, sin duda,
a un hombre nuevo y libre a quien poder amar.
Ni tan siquiera pienses que me voy por tu culpa.
Me voy de motu proprio; me lo pide mi Ser.
He de regenerarme si quiero conquistarte.
He de sentirme otro si te quiero querer.
Eres lo más preciado que tuve en mi pasado.
Eres de mi presente, parte fundamental.
Pero si en el futuro, yo quiero mantenerte,
he de borrar aquello… aquello que hice mal.
Tú nunca me has fallado. ¡Eso tenlo muy claro!
Si alguien aquí ha pecado, sin duda, ese fui yo.
Y cuando considere que mi pena he pagado,
me acercaré a tu lado y te daré mi Amor.
Si te quieres quedar, te acogeré en mis brazos,
te cubriré de besos; te daré mi calor,
pero si no quisieras cogerme de la mano,
comprenderé tu marcha sin guardarte rencor.
Porque el rencor se tiene con quienes te han herido,
disfrutando y gozando con provocar dolor,
pero ése no es tu caso, lo sé, pues te conozco,
por eso te he querido con todo el Corazón.
Y si, pasado el tiempo, te viene mi recuerdo
y te atormenta el hecho de no volverme a ver,
mis brazos amorosos siempre estarán dispuestos
a asirte hacia mi pecho dándote mi querer.
Tan sólo algo te pido… que espero me concedas,
y es que nunca te olvides del Amor que te di,
pues así, en la distancia, te sentiré a mi lado,
como si no te hubieras ido lejos de mí.
Y en mi lecho de muerte quiero que sean tus besos,
los últimos que sienta antes de aquí marchar,
pues con el Alma limpia ya no tendré más miedo,
y junto al Dios del Cielo por ti yo he de velar.
Tan sólo que me ausento a fin de mejorar.
Y verás que a mi vuelta encontrarás, sin duda,
a un hombre nuevo y libre a quien poder amar.
Ni tan siquiera pienses que me voy por tu culpa.
Me voy de motu proprio; me lo pide mi Ser.
He de regenerarme si quiero conquistarte.
He de sentirme otro si te quiero querer.
Eres lo más preciado que tuve en mi pasado.
Eres de mi presente, parte fundamental.
Pero si en el futuro, yo quiero mantenerte,
he de borrar aquello… aquello que hice mal.
Tú nunca me has fallado. ¡Eso tenlo muy claro!
Si alguien aquí ha pecado, sin duda, ese fui yo.
Y cuando considere que mi pena he pagado,
me acercaré a tu lado y te daré mi Amor.
Si te quieres quedar, te acogeré en mis brazos,
te cubriré de besos; te daré mi calor,
pero si no quisieras cogerme de la mano,
comprenderé tu marcha sin guardarte rencor.
Porque el rencor se tiene con quienes te han herido,
disfrutando y gozando con provocar dolor,
pero ése no es tu caso, lo sé, pues te conozco,
por eso te he querido con todo el Corazón.
Y si, pasado el tiempo, te viene mi recuerdo
y te atormenta el hecho de no volverme a ver,
mis brazos amorosos siempre estarán dispuestos
a asirte hacia mi pecho dándote mi querer.
Tan sólo algo te pido… que espero me concedas,
y es que nunca te olvides del Amor que te di,
pues así, en la distancia, te sentiré a mi lado,
como si no te hubieras ido lejos de mí.
Y en mi lecho de muerte quiero que sean tus besos,
los últimos que sienta antes de aquí marchar,
pues con el Alma limpia ya no tendré más miedo,
y junto al Dios del Cielo por ti yo he de velar.
sábado, 3 de mayo de 2008
No me resisto a perderte
No me resisto a perderte
después de tantos momentos;
después de tanto pasado
y de fuertes sentimientos.
Sé que te vas, que me dejas,
que abandonas a tu amado;
nunca encontrarás a nadie
te dé lo que te he dado…
y cuando me eches de menos,
recuérdame en la distancia,
y volverás a tener
el amor de nuestra infancia.
No dejaré que te alejes,
y, por mucho que me ignores,
nunca dejarás de ser
el amor de mis amores.
Cuantos momentos vividos;
cuantos momentos felices;
cuantos besos y caricias,
dolores y cicatrices.
Cosas buenas, cosas malas;
cosas que no olvidaré,
y aunque me vaya muy lejos
junto a mí te llevaré;
porque lo que se ha querido
con gran pasión infinita,
nunca morirá del todo;
el amor no se marchita
si quienes lo han disfrutado
con entrega y sin medida,
lo recuerdan con orgullo
para el resto de su vida.
Si necesitas volver
a tener lo que tuviste,
grita mi nombre, sin más,
y ya nunca estarás triste,
porque comprenderé entonces,
que quieres volver conmigo,
y al fin ya volveré a ser
algo más que un fiel amigo.
¡Vuelve pronto! ¡Vuelve ya!
Poco a poco me consumo;
y si pasa mucho tiempo
será todo tan oscuro,
que mi corazón rasgado
nunca volverá a querer,
y el no quererte de nuevo
ha de hacerme perecer.
No perderé la esperanza.
¡No me resisto a perderte!
Sólo dejaré de amarte
cuando me llegue la muerte.
Y, aún así, conservaré
todo el amor que te di.
¡No temas nunca, mi cielo!
¡Siempre velaré por ti!
Ahora que todo se acaba,
digo lo que siempre he dicho:
“LO MEJOR QUE ME HA PASADO
ES HABERTE CONOCIDO”
después de tantos momentos;
después de tanto pasado
y de fuertes sentimientos.
Sé que te vas, que me dejas,
que abandonas a tu amado;
nunca encontrarás a nadie
te dé lo que te he dado…
y cuando me eches de menos,
recuérdame en la distancia,
y volverás a tener
el amor de nuestra infancia.
No dejaré que te alejes,
y, por mucho que me ignores,
nunca dejarás de ser
el amor de mis amores.
Cuantos momentos vividos;
cuantos momentos felices;
cuantos besos y caricias,
dolores y cicatrices.
Cosas buenas, cosas malas;
cosas que no olvidaré,
y aunque me vaya muy lejos
junto a mí te llevaré;
porque lo que se ha querido
con gran pasión infinita,
nunca morirá del todo;
el amor no se marchita
si quienes lo han disfrutado
con entrega y sin medida,
lo recuerdan con orgullo
para el resto de su vida.
Si necesitas volver
a tener lo que tuviste,
grita mi nombre, sin más,
y ya nunca estarás triste,
porque comprenderé entonces,
que quieres volver conmigo,
y al fin ya volveré a ser
algo más que un fiel amigo.
¡Vuelve pronto! ¡Vuelve ya!
Poco a poco me consumo;
y si pasa mucho tiempo
será todo tan oscuro,
que mi corazón rasgado
nunca volverá a querer,
y el no quererte de nuevo
ha de hacerme perecer.
No perderé la esperanza.
¡No me resisto a perderte!
Sólo dejaré de amarte
cuando me llegue la muerte.
Y, aún así, conservaré
todo el amor que te di.
¡No temas nunca, mi cielo!
¡Siempre velaré por ti!
Ahora que todo se acaba,
digo lo que siempre he dicho:
“LO MEJOR QUE ME HA PASADO
ES HABERTE CONOCIDO”
viernes, 2 de mayo de 2008
La Estrella solitaria
Hubo, una vez, en el Cielo,
una estrella entre un millón;
brillaba todas las noches
con un hermoso fulgor.
Era radiante y altiva,
con belleza sin igual;
no había en el Cielo otra estrella
con que poder comparar.
Una noche de verano,
la estrella no pude ver;
¿dónde te has ido, Ángel mío?
¡no veo tu resplandecer!
La busqué mil y una noches,
mas mi tesoro no hallé.
¡La he perdido para siempre!
¡Con ella se fue mi Ser!
Espero que, en un futuro,
al abrir una ventana,
vuelva tu halo de luz fresca
a alumbrar mi triste alma.
Y cuando llegue esa noche,
esperada con anhelo,
no dejaré que se vaya
tu gran resplandor del Cielo.
¡Vuelve pronto, luz de noche!
¡Vuelve pronto, luz del día!
No puedo ver sin tu luz…
sin tu luz, no hay alegría.
Y una noche del otoño,
al final del firmamento,
aparecieron dos luces
fulgurantes como el fuego.
Una de ellas, eras tú
vestida con gasa blanca,
engalanada de raso,
brillante y adiamantada.
La otra estrella era pequeña,
pero con dulce candor,
de la que se iban cayendo
lucecillas de color.
Eran lágrimas de luces.
Eran lágrimas de Sol.
La otra estrella era yo mismo
que había muerto por tu amor.
Pero en la noche siguiente,
tan sólo quedó una estrella,
fruto de la unión perenne
de Caballero y Doncella.
Y esa luz, desde esa noche
al Mundo podrá guiar;
de esa forma había nacido
la gran Estrella Polar.
una estrella entre un millón;
brillaba todas las noches
con un hermoso fulgor.
Era radiante y altiva,
con belleza sin igual;
no había en el Cielo otra estrella
con que poder comparar.
Una noche de verano,
la estrella no pude ver;
¿dónde te has ido, Ángel mío?
¡no veo tu resplandecer!
La busqué mil y una noches,
mas mi tesoro no hallé.
¡La he perdido para siempre!
¡Con ella se fue mi Ser!
Espero que, en un futuro,
al abrir una ventana,
vuelva tu halo de luz fresca
a alumbrar mi triste alma.
Y cuando llegue esa noche,
esperada con anhelo,
no dejaré que se vaya
tu gran resplandor del Cielo.
¡Vuelve pronto, luz de noche!
¡Vuelve pronto, luz del día!
No puedo ver sin tu luz…
sin tu luz, no hay alegría.
Y una noche del otoño,
al final del firmamento,
aparecieron dos luces
fulgurantes como el fuego.
Una de ellas, eras tú
vestida con gasa blanca,
engalanada de raso,
brillante y adiamantada.
La otra estrella era pequeña,
pero con dulce candor,
de la que se iban cayendo
lucecillas de color.
Eran lágrimas de luces.
Eran lágrimas de Sol.
La otra estrella era yo mismo
que había muerto por tu amor.
Pero en la noche siguiente,
tan sólo quedó una estrella,
fruto de la unión perenne
de Caballero y Doncella.
Y esa luz, desde esa noche
al Mundo podrá guiar;
de esa forma había nacido
la gran Estrella Polar.
miércoles, 30 de abril de 2008
Adios, para siempre
Hoy no me importaría morirme en la penumbra,
en la penumbra fría de un cuarto de hospital;
pues hoy me he dado cuenta, sumido en el quebranto,
que el amor de mi vida era también mortal.
Fue un amor limpio y puro; un amor reluciente.
Un amor sin fronteras; un amor de verdad;
forjado en el coraje, forjado en el cariño,
amamantado siempre de una dulce amistad.
Ese amor infantil, parecía interminable;
amor adolescente creciendo sin final.
Amor maduro y fuerte forjado con los años;
amor que no sentía el paso de la edad.
Pero todo en la vida, incluso lo más fuerte,
se quiebra sin remedio sin saber el por qué.
La vida se desgarra, se aviva el sufrimiento,
se resquebraja el alma cuando se va el querer.
Ahora que te has marchado, más fuerte es el amor.
¡Adios por siempre, cielo! Nunca te olvidaré.
Y no temas por nada, que siempre estaré ahí
y dentro de muy poco junto a ti moraré.
Hoy no me importaría dormirme con la aurora,
arrullado en los brazos de un Ángel Celestial.
Hoy no me importaría cerrar mis ojos tristes,
sabiendo que en el Cielo, alguien me ha de esperar.
en la penumbra fría de un cuarto de hospital;
pues hoy me he dado cuenta, sumido en el quebranto,
que el amor de mi vida era también mortal.
Fue un amor limpio y puro; un amor reluciente.
Un amor sin fronteras; un amor de verdad;
forjado en el coraje, forjado en el cariño,
amamantado siempre de una dulce amistad.
Ese amor infantil, parecía interminable;
amor adolescente creciendo sin final.
Amor maduro y fuerte forjado con los años;
amor que no sentía el paso de la edad.
Pero todo en la vida, incluso lo más fuerte,
se quiebra sin remedio sin saber el por qué.
La vida se desgarra, se aviva el sufrimiento,
se resquebraja el alma cuando se va el querer.
Ahora que te has marchado, más fuerte es el amor.
¡Adios por siempre, cielo! Nunca te olvidaré.
Y no temas por nada, que siempre estaré ahí
y dentro de muy poco junto a ti moraré.
Hoy no me importaría dormirme con la aurora,
arrullado en los brazos de un Ángel Celestial.
Hoy no me importaría cerrar mis ojos tristes,
sabiendo que en el Cielo, alguien me ha de esperar.
domingo, 20 de abril de 2008
Tu Alma
Alma humana, pensativa
en todo tu alrededor;
no te preocupes y piensa
quién de verdad te da amor.
Alma frágil, muy quebrada
por los golpes de la vida;
no dejes que te acribillen
pues perderás la partida;
la partida del vivir,
la partida del soñar
que nunca debes perder,
¡que siempre debes luchar!
Alma demasiado buena,
alma siempre solidaria;
piensa en lo bueno que tienes,
¡no te sientas solitaria!
Si de verdad quieres ser
un Alma por fin feliz,
nunca pierdas la esperanza
y la ilusión de seguir,
luchando por lo que quieres,
buscando tu libertad;
sólo tienes que encontrar
a quien te ame de verdad.
Alma pura, limpia, bella...
esperanzada de amor;
todo lo que te negaron
hoy te lo puedo dar yo.
Y es que dos Almas iguales,
y es que dos Almas gemelas,
si además son bondadosas,
tiernas, sensibles y buenas,
lo tendrán todo en la vida:
paz, amor y bienestar;
con Almas como las nuestras,
hoy lo podemos lograr.
Nunca existirá en el mundo
un Alma como la tuya,
igual que sólo hay un Sol,
igual que sólo una Luna.
en todo tu alrededor;
no te preocupes y piensa
quién de verdad te da amor.
Alma frágil, muy quebrada
por los golpes de la vida;
no dejes que te acribillen
pues perderás la partida;
la partida del vivir,
la partida del soñar
que nunca debes perder,
¡que siempre debes luchar!
Alma demasiado buena,
alma siempre solidaria;
piensa en lo bueno que tienes,
¡no te sientas solitaria!
Si de verdad quieres ser
un Alma por fin feliz,
nunca pierdas la esperanza
y la ilusión de seguir,
luchando por lo que quieres,
buscando tu libertad;
sólo tienes que encontrar
a quien te ame de verdad.
Alma pura, limpia, bella...
esperanzada de amor;
todo lo que te negaron
hoy te lo puedo dar yo.
Y es que dos Almas iguales,
y es que dos Almas gemelas,
si además son bondadosas,
tiernas, sensibles y buenas,
lo tendrán todo en la vida:
paz, amor y bienestar;
con Almas como las nuestras,
hoy lo podemos lograr.
Nunca existirá en el mundo
un Alma como la tuya,
igual que sólo hay un Sol,
igual que sólo una Luna.
jueves, 6 de marzo de 2008
Alcalde... ¡Gracias!
(Esta poesía la escribí hace 22 años, cuando murió el insigne Alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván)
Hemos perdido al Alcalde.
Hoy Madrid está de luto.
Aquél que sembró su vida
para dejarnos el fruto.
Hiciste de una gran urbe
un lugar de convivencia,
un lugar alegre y vivo.
¡Gracias por tu gran herencia!
Tu recuerdo nunca muere,
tu labor es perdurable;
has sido para Madrid
un hombre honesto y amable.
Has jugado con los niños,
sufrido con los ancianos;
has conseguido que todos
nos tratemos como hermanos.
Nos preparaste mil fiestas,
verbenas y grandes ferias.
¡Enhorabuena, Maestro,
porque tu labor fue seria!
Has dejado de existir
y ahora eres materia inerte.
Cuando menos lo esperabas
te sobrevino la muerte.
Enrique Tierno Galván,
figura de nuestro mundo,
has dejado en tu Madrid
un vacío muy profundo,
que nadie podrá llenar;
nadie llegará a tu altura.
Tu gestión en la ciudad
ha sido sabia y madura.
Se está llorando tu muerte
en el Pueblo madrileño,
en todas partes de España
e incluso en el extranjero.
La pena que nos embarga
será suplida al saber,
que tu espíritu cordial
jamás vamos a perder.
A pesar de tu humildad,
puedes estar orgulloso
por hacer de tu ciudad
algo bonito y hermoso.
Enrique Tierno Galván...
enriqueciste la vida,
enterneciste a la gente,
galvanizaste la Villa.
Viejo profesor, amigo;
entrañable luchador;
no tenemos tu presencia,
pero sí tu gran labor,
al frente de éste, ¡tu Pueblo!,
de esta Villa de Madrid.
¡TE QUEREMOS NOBLE ALCALDE!
¡TODOS LLORAMOS POR TI!
Hemos perdido al Alcalde.
Hoy Madrid está de luto.
Aquél que sembró su vida
para dejarnos el fruto.
Hiciste de una gran urbe
un lugar de convivencia,
un lugar alegre y vivo.
¡Gracias por tu gran herencia!
Tu recuerdo nunca muere,
tu labor es perdurable;
has sido para Madrid
un hombre honesto y amable.
Has jugado con los niños,
sufrido con los ancianos;
has conseguido que todos
nos tratemos como hermanos.
Nos preparaste mil fiestas,
verbenas y grandes ferias.
¡Enhorabuena, Maestro,
porque tu labor fue seria!
Has dejado de existir
y ahora eres materia inerte.
Cuando menos lo esperabas
te sobrevino la muerte.
Enrique Tierno Galván,
figura de nuestro mundo,
has dejado en tu Madrid
un vacío muy profundo,
que nadie podrá llenar;
nadie llegará a tu altura.
Tu gestión en la ciudad
ha sido sabia y madura.
Se está llorando tu muerte
en el Pueblo madrileño,
en todas partes de España
e incluso en el extranjero.
La pena que nos embarga
será suplida al saber,
que tu espíritu cordial
jamás vamos a perder.
A pesar de tu humildad,
puedes estar orgulloso
por hacer de tu ciudad
algo bonito y hermoso.
Enrique Tierno Galván...
enriqueciste la vida,
enterneciste a la gente,
galvanizaste la Villa.
Viejo profesor, amigo;
entrañable luchador;
no tenemos tu presencia,
pero sí tu gran labor,
al frente de éste, ¡tu Pueblo!,
de esta Villa de Madrid.
¡TE QUEREMOS NOBLE ALCALDE!
¡TODOS LLORAMOS POR TI!
lunes, 3 de marzo de 2008
La Rosa y el Pájaro
Hubo una vez una rosa,
que rebosaba de amor;
tanto dio a sus semejantes
que un día sin él se quedó.
La flor se fue marchitando,
iba perdiendo el color,
iba perdiendo su vida,
se le acababa el calor.
Pero pasó un pajarillo
sobrevolando el jardín,
y vio la rosa marchita
que ya llegaba a su fin.
¿Por qué te mueres, rosita?
¿Acaso no eres feliz?
¡Claro que sí, pajarillo,
porque a muchos mi amor di,
y dando amor no se puede
ni estar triste ni sufrir;
pero me hubiera gustado
que algo me dieran a mí!
El pájaro, emocionado,
lágrimas dejó caer
sobre la rosa marchita
que a todos supo querer.
La rosa se fue cubriendo
con las lágrimas del ave,
que trinaba dolorosa
sus cánticos en el aire.
Cuando más fuerte cantaba,
el pájaro se calló,
viendo que la rosa hermosa
pájara se transformó;
y ésta le dijo al oído:
"me has demostrado tu amor;
yo siempre dí mi querer
y el suyo nadie me dio,
pero tú si me los has dado,
tú si me has dado tu amor
y, a partir de este momento,
te entrego mi corazón."
que rebosaba de amor;
tanto dio a sus semejantes
que un día sin él se quedó.
La flor se fue marchitando,
iba perdiendo el color,
iba perdiendo su vida,
se le acababa el calor.
Pero pasó un pajarillo
sobrevolando el jardín,
y vio la rosa marchita
que ya llegaba a su fin.
¿Por qué te mueres, rosita?
¿Acaso no eres feliz?
¡Claro que sí, pajarillo,
porque a muchos mi amor di,
y dando amor no se puede
ni estar triste ni sufrir;
pero me hubiera gustado
que algo me dieran a mí!
El pájaro, emocionado,
lágrimas dejó caer
sobre la rosa marchita
que a todos supo querer.
La rosa se fue cubriendo
con las lágrimas del ave,
que trinaba dolorosa
sus cánticos en el aire.
Cuando más fuerte cantaba,
el pájaro se calló,
viendo que la rosa hermosa
pájara se transformó;
y ésta le dijo al oído:
"me has demostrado tu amor;
yo siempre dí mi querer
y el suyo nadie me dio,
pero tú si me los has dado,
tú si me has dado tu amor
y, a partir de este momento,
te entrego mi corazón."
domingo, 2 de marzo de 2008
Tus Ojos
¿Quién pudiera resistirse
al encanto de tus ojos,
hechiceros y profundos,
cálidos, puros y hermosos?
Ojos que claman ternura,
ojos que piden calor;
incandescentes luceros
que rebosan esplendor;
elegantes, expresivos,
hermosos en su exterior;
únicos, excepcionales,
humanos en su interior.
Con tan sólo una mirada,
me hechizan embriagadores,
tus electrizantes ojos
lascivos y seductores.
En ellos busco tus penas,
tus sufrimientos, tus llantos;
en ellos busco el motivo
de tus constantes quebrantos.
¿Qué tragedia ocultarán
esos translúcidos ojos,
cuando se muestran perdidos,
cuando se encuentran llorosos?
Un rayo de luz provoca
la contracción de tus niñas;
un rayo de luz intensa
que despierta tus pupilas.
Ese rayo poderoso,
no es otro que mi pasión,
que penetra por tus ojos
camino del corazón.
al encanto de tus ojos,
hechiceros y profundos,
cálidos, puros y hermosos?
Ojos que claman ternura,
ojos que piden calor;
incandescentes luceros
que rebosan esplendor;
elegantes, expresivos,
hermosos en su exterior;
únicos, excepcionales,
humanos en su interior.
Con tan sólo una mirada,
me hechizan embriagadores,
tus electrizantes ojos
lascivos y seductores.
En ellos busco tus penas,
tus sufrimientos, tus llantos;
en ellos busco el motivo
de tus constantes quebrantos.
¿Qué tragedia ocultarán
esos translúcidos ojos,
cuando se muestran perdidos,
cuando se encuentran llorosos?
Un rayo de luz provoca
la contracción de tus niñas;
un rayo de luz intensa
que despierta tus pupilas.
Ese rayo poderoso,
no es otro que mi pasión,
que penetra por tus ojos
camino del corazón.
Introducción
Quisiera ir poniendo en este blog todas las poesías que he ido escribiendo desde que el amor y el desamor se instaló en mi azarosa vida. No soy, como podréis comprobar, un artista de la pluma, ni de la rima, ni de la métrica... ni tan siquiera por asomo, pero quiero dejar constancia de los sentimientos que han ido dejando huella en mi existencia a través de algunos poemas (o al menos así me permito llamarlos).
Hasta ahora han estado guardados en un cajón y, solamente, la persona a quien se lo compuse y yo mismo, sabemos de su existencia. De repente, he querido compartirlos con quienes quieran leerlos.
Muchos de ellos son poemas de adolescencia, de juventud, de madurez... pero todos ellos están escritos desde lo más profundo del corazón; de hecho, casi todos los originales, tienen restos de lágrimas en el papel. Todavía hoy, me emociono al leerlos.
Imagino que no todos vosotros sentiréis lo mismo al leerlos; dependerá de vuestro estado de ánimo, de las vivencias (parecidas) que hayáis tenido, de la predisposición a su lectura, etc.
Las publicaré sin orden, es decir, no guardarán cronología entre ellas, ya que muchas no tienen fecha.
En definitiva, he querido crear un pequeño rincón para toda la poesía que, desde muy joven, he llevado escrita en mi corazón.
Hasta ahora han estado guardados en un cajón y, solamente, la persona a quien se lo compuse y yo mismo, sabemos de su existencia. De repente, he querido compartirlos con quienes quieran leerlos.
Muchos de ellos son poemas de adolescencia, de juventud, de madurez... pero todos ellos están escritos desde lo más profundo del corazón; de hecho, casi todos los originales, tienen restos de lágrimas en el papel. Todavía hoy, me emociono al leerlos.
Imagino que no todos vosotros sentiréis lo mismo al leerlos; dependerá de vuestro estado de ánimo, de las vivencias (parecidas) que hayáis tenido, de la predisposición a su lectura, etc.
Las publicaré sin orden, es decir, no guardarán cronología entre ellas, ya que muchas no tienen fecha.
En definitiva, he querido crear un pequeño rincón para toda la poesía que, desde muy joven, he llevado escrita en mi corazón.
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